Llegamos a Río de Janeiro. Después de sobrevivir a 40 horas
de viaje –inmutables-
estamos en la terminal. Las ultimas 6 horas de viaje fueron las margas pero también
las mas lindas. “las horas de las coincidencias” en la ultima parada del micro
hablamos con un chico de santa fe, y la conversación fue mas o menos así -:
-
¿ vienen de vacaciones chicas?
-
- no, venimos a hacer un proyecto social con una organización.
-
-ah, con AIESEC no?
-
- ¿¿¿Síííííí!!! ¿la conocés?
Nuestro secreto mejor guardado había sido descubierto, sin
más
Volvemos al micro para viajar las últimas tres horas, nos habla el
chico que estaba sentado atrás, con la novia. Resumen de la conversación:
Vendieron todo lo que tenían, ( y cuando digo todo , es literalmente todo,
hasta los tuppers y tenedores y se lanzaron a ver el mundo con mochila ¡con lo metida que estoy en el tema!) +esto no fue una coincidencia, pero con las ganas que tengo de hacer lo
mismo (^qué puedo vender?) , lo sentí como ¿una señal?-
Terminal de Río; dolor de espalda, mochilas
súper cargadas, había que empezar la misión nº1: llegar a la casa de Bruna rápido,
en taxi, y en lo posible, sin que nos cobren una locura. Preguntamos en la
primer estación y unos “65 reais” hacen
que se nos salgas los ojos y un grito de “Eu ¡Voce ta loquiño!”
”Si les cobran
mas de 20 reais es caro” fue el consejo de bruna. Al final, después de un buen rato, conseguimos un “no mais de 30 reais”. Podría haber sido peor.
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