jueves, 21 de enero de 2016

Una nueva amistad

Pasé dos días en la selva. Paramos en una escuela que está al comienzo de ella. A mí me toco dormir en la parte más baja, sobre el supuesto río, que ahora está muy bajo y es playa. Estos días me relajé, dormí, bailé, disfruté, charlé, caminé, nadé, pensé, respiré, miré.
Fredy,mi amigo el monito.

Italia-Argentina-Alemania

Mi cama.


Disfrute del atardecer, mirando cómo caía el sol sobre los árboles que estaban tras el río. Miré cómo el agua y la arena se teñían de rojo, leí sobre viajes en un viaje, me desperté y observé por horas, sin moverme, cómo empezaba el día en la floresta. Me amigué con la naturaleza. Me di cuenta de cuán distinta e infinita puede ser. Me cuestioné muchas veces si lo que planeo para mi vida lo podré realizar, me pregunté cuántos lugares así de increíbles y escondidos habrá en el mundo,  y me puse triste por pensar que no voy a poder conocerlos todos.

Me quedo con las charlas con mis amigos, comparando nuestros países y culturas. Me quedo con la arena bajo mis pies, el atardecer frente a mis ojos, el aire en mi cara, y mi cuerpo en una hamaca. Me quedo con lo más lindo: salirme del mundo exterior y conectarme con el mío interior.

Como leí hace un tiempo en Río de Janeiro:  Las mejores maravillas de Brasil no están a la vista. 

Atardecer.



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