lunes, 4 de enero de 2016

partida

Una mochila, un día de sol.
Lluvia, llanto.
Un barco, una carretera de montañas.
Cactus, palmeras.
Comer una manzana.
Dormir en muchas camas diferentes, tomar duchas de agua fría, tibia y caliente.
Cerros.

Miedo.
Un saludo, una mirada reconocida.
Una mirada de amor.
Un corazón roto.
Un llamado a casa.
Un día de extrañar.
Un día de querer volver.
Un día de querer llegar al fin del mundo.
Una taza de té.
Un extraño conocido.
Un conocido perdido.
Un corazón enamorado.
Una puesta de sol, una luna en camisón para pensar en vos.
Querer que estés acá.
Querer estar allá, con vos.
Una escalera.
Un guía.
Perderle el miedo al miedo.
Los besos de mi madre.
Recibir un mensaje y que te haga reír.
Recibir un mensaje y llorar.
Mezclarse.
Un avión, una casa, su casa, otra casa.
Encontrar un hogar, perder un hogar.
Encontrarse.
Siempre, siempre cerrar los ojos y volver al interior.
A casa, mi casa.
La verdadera.
La que está acá, allá y en cualquier parte.
Volver al corazón.
Hoy me cargue la mochila de un viaje y recordé lo que me enseño.
“Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario